lunes, 28 de febrero de 2022

CUÉNTAME, LA GRAN MENTIRA

 

CUÉNTAME CÓMO PASÓ




Por Pedro Taracena Gil


Nunca fue de mi agrado el serial Cuéntame, quizás, porque soy producto de la dictadura y de tradición republicana. El bodrio es una comedia mediocre y por supuesto se acerca más a la farsa que al relato más o menos histórico. Aunque por otra parte es un guion muy bien diseñado, para la propaganda de la modélica y Santa Transición. Sin dejar fuera del texto ninguno de los tópicos de aquellos que mantienen, que la transición fue un mal menor para evitar la involución. La ambientación está narrada desde el punto de vista de los franquistas convertidos súbitamente a la democracia; ignorando intencionadamente el silencio cómplice de la dictadura y apoyando la amnistía del franquismo, quedando impune la dictadura al margen de la Constitución. En los diálogos ni se critica ni se discrepa de la versión oficial, amnesia total del periodo genocida y del exterminio a toda oposición a la dictadura. La dramática transición la convierte en una comedia y la puesta en escena es un sainete. La ausencia de personajes que representen a los que nunca estuvimos de acuerdo con el borrón y cuenta nueva del franquismo, de la Alianza Popular y del Partido Popular con la complicidad de los socialistas del PSOE, convierte a esta serie en algo perverso para las nuevas generaciones. Es la gran mentira que los niños y adolescentes encuentran reforzada con los embustes que les explican en la Escuela, cuando les cuentan cómo pasó… Al margen de la Historia.


ÁLBUM DE FAMILIA












jueves, 17 de febrero de 2022

ANTONIO GARCÍA FERRERAS AL PACHINO IBÉRICO

 


Antonio García Ferreras o las expectativas satisfechas

No me reconozco en las pintas del periodista, pero sí reconozco en ellas el punto de fuga aspiracional de la mitad masculina de mi generación. El personaje que deberíamos haber construido para ser influyentes, poderosos

 Xandru Fernández 17/08/2020

 En 1885, Guy de Maupassant retrató en Bel Ami a los wannabes del periodismo y Belén Gopegui hizo algo parecido cien años después en Lo real. Ambas novelas inciden en la porosidad de las membranas que separan en teoría lo privado de lo público y en cómo la información es un fluido que consigue pasar de un ámbito a otro sin derramarse ni diluirse, aumentando de densidad, pero no de volumen. En la España de los noventa, cuando Xavier Sardà y María Teresa Campos vinieron a sustituir a los astros televisivos de mi niñez y se abrió el negocio de las televisiones privadas, cuando todo, absolutamente todo, empezó a salir por la tele, a chorro limpio, o más bien a chorro puerco, Ferreras permaneció entre bambalinas, dirigiendo la cadena SER, hasta que Florentino Pérez lo fichó para diseñar la estrategia comunicativa del Real Madrid. De ahí a La Sexta y Atresmedia y a salir, por fin, en un programa de televisión capaz de competir con las incombustibles Susanna Griso y Ana Rosa Quintana no tanto por la cuota de pantalla como por la capacidad de crear opinión pública. De administrar el fluido. De hacer que penetre, empape, se extienda, pero sin derramarse.

La nueva política no es otra cosa que el precipitado lateral del liderazgo televisivo. Quien haya conocido desde dentro, e incluso desde sus aledaños, el poder del entramado de un grupo de comunicación, y aun así siga aspirando a cambiar voluntades o emocionar sensibilidades o agitar conciencias, querrá lo que tiene la televisión, no renunciará a ese poder por mucho que le prometan un sillón en la Academia o un Grammy o un Goya. Ni siquiera querrá un Ondas, sino lo que el Ondas simboliza: el poder de influir, de ser el tipo que conoce a un tipo que hace una llamada y te jode vivo. Ferreras es el padrino de la nueva política en la misma medida que podría haberlo sido Ana Rosa Quintana si la derecha española no siguiera empeñada en el estilismo camp: por ser ese muro contra el que se estrella el aspirante a líder, su sparring mediático pero al mismo tiempo su entrenador, su patrocinador y, por qué no, el principal apostante y el que te dice, también, que te dejes ganar cuando es más rentable apostar contra ti.

Ya nos ha pasado por encima una generación y media que considera la televisión una institución obsoleta, una antigualla del siglo XX, como el automóvil y la revolución sexual. También la noción de fama que irradiaba, y la concepción del poder que se ejercía a través de ella. Tendremos que acostumbrarnos a un mundo con notoriedad, pero sin fama, igual que crecimos en un mundo con fama, pero sin gloria.

Hace tiempo que no veo Al Rojo Vivo, pero durante unos años me detuve en él como quien se para delante de un espejo para mirarse antes de salir de casa. No me reconozco en las pintas de Ferreras, que me recuerdan demasiado a las de Al Pacino en Heat (aunque quién sabe si no será esa su intención), pero sí reconozco en ellas el punto de fuga aspiracional de la mitad masculina de mi generación. El personaje que deberíamos haber construido para ser influyentes, poderosos, el tipo que conoce etcétera.

Perdóname, mamá, por no haber sabido ser Ferreras.

ÁLBUM FAMILIAR

Este siniestro personaje dice ser republicano...

"MÁS PERIODISMO"

¡Pastor!












viernes, 4 de febrero de 2022

POLÍTICA Y REFORMA LABORAL

 


Yolanda Díaz

Por Alfonso Pelayo Enríquez

 Mucho se ha hablado de estas votaciones y del ajustado voto de dicha reforma.

Analicemos un poco:

Esquerra Republicana ha votado en contra, el PNV también y Bildu ídem. Uno del PP se ha equivocado y la derecha también ha votado lo que debería votar la izquierda.

¿El mundo al revés? Bueno, quizás.

 En el título he puesto políticos, si, políticos, no pongo personas políticas ni políticos ni políticas, políticos, con gónadas.

 Que una mujer, Yolanda Díaz, ministra de trabajo, llegue a acuerdos, imagino que es lo normal en política, que esta mujer y ministra sea la más valorada de la clase política, solo demuestra que el resto, sean mujeres u hombres, funcionan con gónadas; sólo hay que mirar a ellos y ellas de las extremas derechas, la tal maca rra y la arrimadas a la maca rra, por ejemplo, a la tal Cuca, más masculina que el tirador de huesos de aceituna y el elegido de las vacas y las granjas pporcinas.

 Esquerra Republicana lo tiene justito en Catalunya, quizás sus votantes no le perdonen que no hayan llegado a acuerdos para sacar de la cárcel a sus líderes, y es muy probable que los Comunes, con Ada Colau y Yolanda Díaz, les quiten una buena porción de votos.

En Euskadi, el movimiento Unidas Podemos es muy potente y también, es probable que le quite votos a Bildu y al PNV.

Ciudadanos necesita salir del pozo como sea y necesitan aliarse con la extrema derecha y, a la vez, separarse.

 Los empresarios optaron por tener una mentalidad empresarial más cercana al siglo XX, que no al XXI, y optaron por llevar adelante una parte de la reforma laboral. No es una maravilla y no nos pone en los primeros lugares de derechos del personal trabajador en Europa, pero adelantamos algún paso. Y lo pide Europa.

 El PP vota en contra para contentar a su electorado, demostrando que sigue odiando a este gobierno, pero alguna llamada de empresarios le obliga a que alguien se equivoque para que salga adelante la reforma laboral, y se equivoca el que menos opciones políticas tiene y el que es capaz de aguantar que los memes y la simpleza sean su carisma a partir de ahora. Todo orquestado, mientras el másterizado, el tirador de huesos de aceituna y la tal Cuca, vocean, gritan y se rasgan las vestiduras. Ya sabemos que al simple que se equivocó se le acaba su carrera política, pero le ha salvado el culo al resto del partido.

 Era importante sacar adelante una reforma laboral, depende para quienes. Aquí se ha hecho una fotografía real de a quién le importa y quien ha votado defendiendo su asiento. Esos partidos que dicen defender a la clase trabajadora y han votado que no, deberían explicar si les interesaba mucho los derechos del personal trabajador o sólo han votado en clave política para mantener votos de su personal más fiel y seguir con la bronca continúa, sin preocuparse si las personas van al paro o tienen trabajo.

 En fin, triste, muy triste.

Ah, gracias Yolanda. Te mereces un 10 y se nota que sigues teniendo esa mentalidad de defensa del personal trabajador, quizás por ser sindicalista.