Las raíces del reinado de Felipe VI se hunden en la dinastía de los Borbones en el siglo XVIII. Los Borbones se instalaron
en el Trono de España, debido a la extinción de la rama española de la Casa de
Habsburgo en 1700 (al morir sin descendientes Carlos II). La Guerra de Sucesión española que siguió (1701-14) hizo
rey a Felipe V (1683-1746), duque de Anjou, nieto de Luis XIV. El Rey
Sol.
Felipe VI
Sucesión dinástica desde los Reyes Católicos a Felipe VI
Repasa la historia de los reyes
en nuestro gráfico interactivo desde Isabel de Castilla y Fernando de
Aragón hasta Felipe VI a través de tres principales dinastías: la
Trastámara, la Austria y la Borbón. Recuerda la Guerra de Sucesión tras
la muerte de Carlos II, la llegada de los Borbones con Felipe V, las
interrupciones de la sucesión dinástica con José Bonaparte y Amadeo de
Saboya y después de qué reinados se proclamaron la I y II República
LA CASA DE BORBÓN
LOS BORBONES DEL SIGLO XXI
LA CASA DE BORBÓN
LOS BORBONES DEL SIGLO XXI
La proclamación de la II República Española en 1931 puso fin al reinado de Alfonso XIII. La Constitución de la República estuvo en vigor hasta 1939. Un golpe militar con el apoyo de la oligarquía económica y financiera, caciques y burgueses, Falange Española versión hispana del fascismo imperante en Europa, la Guardia Civil y la Iglesia, provocaron la Guerra Civil, que duró de 1936 a 1939. El general Franco invicto de todas las batallas contra los republicanos, fue exaltado a la Jefatura del Estado, como Caudillo de España por la Gracia de Dios. Este don divino no era gratuito, con él se le reconocían los méritos de haber provocado junto a los obispos españoles con el beneplácito del Vaticano, un enfrentamiento fratricida denominado como la Santa Cruzada de Liberación Nacional. Y como no podía tener otra consecuencia, se implantó en España un estado confesional. Lejos de ser un régimen democrático se impuso una dictadura donde imperaba el maridaje Iglesia-Estado, preparando el terreno para volver a la alianza trono-altar de nefasto recuerdo.
Esta ausencia de Estado de Derecho se mantuvo desde el 18 de julio de 1936 hasta el 20 de noviembre de 1975, muerte del dictador. El Estado de Derecho solamente se restableció el 6 de diciembre de 1978 con la promulgación de la Constitución Española, que además instauró que no restauró la monarquía española, por voluntad del dictador tal y como lo determinó en su testamento en forma de Ley a la Sucesión a la Jefatura del Estado.
El entonces Príncipe de España fue proclamado Jefe del Estado a título de Rey con el nombre de Juan Carlos I. El paso del régimen dictatorial a una democracia homologada con el entorno europeo, se le denominó la Transición. Los franquistas que habían sido arte y parte de la dictadura, cocinaron un texto constitucional con los demócratas venidos del exilio y de la clandestinidad. Analizando el articulado de la Carta Magna, se contempla que el Ejército y la Iglesia marcaron sin disimulo la tutela de los valores patrios y católicos, venidos de la conversión de Recaredo y los Reyes Católicos: ESPAÑA, UNA GRANDE Y LIBRE.
Entre los Padres de Constitución se repartieron las vestiduras de la ignominia que produjo el genocidio franquista. El golpe miliar bajo el eufemismo de Alzamiento Nacional y la dictadura bajo la denominación de Movimiento Nacional, dejaron impunes los execrables crímenes cometidos. Tratando de hundir en una gran amnesia a los españoles, al mundo civilizado y a la Historia. Es evidente que lejos de conseguir la reconciliación nacional, las heridas siguen abiertas y sangrando. La dignidad de las víctimas está hundida en las cunetas y fosas comunes, mientras los victoriosos y sus cómplices de la nefasta transición, gestionan y administran esta finca que llamamos España como si de un botín de guerra se tratara.
De este dislate histórico solamente hay una Institución del Estado que es perenne, que trasciende y permanece en el tiempo, que es la Corona. Todos los componentes de todas las demás instancias nacionales caducan con la muerte o en las urnas. Aunque el Rey Juan Carlos I abdicó en su hijo Felipe VI, el nexo con la Historia se garantiza a través de la herencia dinástica. Quizás aunque solamente sea simbólico el rey puede y debe reconducir la reconciliación pendiente. Es verdad que el Rey reina pero no gobierna, pero no se puede confundir su independencia política con inhibirse ante los aspectos dudosos entre la legitimidad y la legalidad. La legalidad y la justicia. Las opiniones políticas de las valoraciones éticas y morales. Este breve ensayo sirve para argumentar las asignaturas pendientes que tiene sin aprobar la institución monárquica.
GALERÍA DE LAS ASIGNATURAS SUSPENSAS
GALERÍA DE LAS ASIGNATURAS SUSPENSAS
Separación entre las autoridades civiles y eclesiásticas
Ruptura del maridaje Iglesia-Estado
Respeto al pasado de Al Andalus
Es una provocación que las procesiones católicas invadan el recinto de las mezquitas
Denuncia de los Acuerdos entre la Santa Sede y el Reino de España
Ruptura de la alianza trono-altar
Las manifestaciones religiosas de la Casa de los Borbón deben reducirse al espacio privado
La República Española debe de ser reconocida como un periodo legítimo, democrático y legal como lo que fue, un Estado de Derecho
El 14 de abril debe conmemorarse el Día de la República Española, como el 6 de diciembre es el Día de la Constitución Española
Es preciso reconocer la dignidad de la Memoria Histórica de todos los españoles que murieron por la República.
BASÍLICA DE LA SANTA CRUZ
(Cuelgamuros - Madrid)
Monumento a los Caídos por Dios y por España
ASIGNATURAS PENDIENTES DE LA MÁS ALTA MAGISTRATURA DEL ESTADO
El Rey de España Felipe VI debe ser fiel a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y al espíritu y letra de la Constitución Española. El llamado consenso de la Transición dejó impune el
genocidio franquista y el Rey emérito Juan Carlos I, recuperó el trono gracias a los franquistas que nadie les
pidió responsabilidades de haber sido cómplices de la dictadura. Lejos de cumplir con el artículo 61 de la Constitución que le obliga a prestar juramento ante las Cortes
Generales, sin embargo, sí juro los
Principios del Movimiento Nacional base del franquismo. Se utilizó un subterfugio relativo a que un rey católico no puede jurar dos veces. Una aptitud en
absoluto democrática y menos
constitucional.
La generación que sufrió la dictadura y
que se ilusionó con la Transición, ahora estamos pagando los desmanes de una clase
política corrupta que elevó a la categoría a modélica la nefasta transición; conservando intactos los vicios y perversiones del
nacional-catolicismo esencia del franquismo.
Las nuevas generaciones, hijos de la
Transición, nietos de la dictadura y biznietos de los que
sufrieron la guerra y el exilio, reclaman una ruptura que sin duda se está produciendo con mucho retraso. Es evidente que el rey Felipe VI pertenece a esta última generación. No obstante, si se aferra a repetir los errores de
su padre, el rey emérito, cuyo trono recuperó por obra y gracia de un dictador que dejó todo “atado y bien atado” y que abdicó sin haber condenado la dictadura, se habrá homologado con la doctrina imperante en el
bipartidismo, donde la Constitución para unos es tan dogmática como lo fue el Concilio de Nicea, y para otros la han convertido
en un fósil.
Avancemos hacia los ancestros de la Casa
de Borbón, Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona y abuelo de Felipe VI, fue cómplice del golpe de estado de 1936 y aunque se
enfrentó al general golpista Francisco Franco, no lo hizo
para recuperar el estado de derecho perdido, sino para restaurar el trono que su padre Alfonso XIII, tuvo que dejar por la proclamación de la República.
La monarquía instaurada sobre los restos de una dictadura es doblemente anacrónica: Porque se perpetúa una dinastía, los Borbones,
que ha sido nefasta para la Historia de España y porque una institución de origen divino inviolable, conserva privilegios que
quebrantan el principio de la igualdad, ausente de todo principio democrático.
Sin pretender derrocar al Rey, lo que sí le exigen los nuevos tiempos es aprobar en segunda
convocatoria las asignaturas dejadas eternamente para el septiembre de la Historia:
La institución monárquica está ligada al franquismo y el nacional-catolicismo
porque se homologa con el Partido Popular, en su negativa de condenar la
dictadura y reconocer la legitimidad de la República. Estas son las asignaturas que han quedado en el fondo del canasto de la Historia.
- Reconocimiento
del régimen republicano de 1931 a 1939.
- Condena del
golpe de estado y la dictadura de 1939 a 1975.
- Reconocimiento
de las víctimas del
genocidio franquista.
- La Corona
como institución no debe de
manifestar su fe religiosa en público.
- El Rey es el
Jefe del Estado (Artículo 56 de
la Constitución). Si se
analizan todos los artículos de TÍTULO II de la Constitución, el Rey de España reina pero no gobierna, pero en
ninguno de sus preceptos se dice que el rey deba de ser un títere del gobierno de turno. Es árbitro y moderador. Pues concluyo
evocando algunos momentos en los cuales la opinión y criterio del Rey han sido
secuestrados:
El Gobierno de
España toma parte del triunvirato que llevó la guerra a Irak, el pueblo se echó a la calle rechazando tal decisión y el rey enmudeció.
Desde 2008 hasta
nuestros días, España está padeciendo una
crisis que los políticos al servicio
de los mercados, han sembrado de crímenes contra los españoles. Los gritos
de indignación no deben ser
los suficientemente sonoros porque el Rey si los oye, mira hacia otra parte.
Los discursos del
Rey son los suficientemente ambiguos como para que ninguno de los políticos se den por aludidos, y sin embargo, todos
encuentren frases autocomplacientes que utilizan como arma arrojadiza contra el
adversario.
Cada día el pueblo está perdiendo el
miedo a llamar las cosas por su nombre: Las reformas son recortes de derechos.
Los desahucios, el abandono de los dependientes, los enfermos privados de los
medicamentos, los jóvenes y científicos exiliados, son crímenes legales cometidos contras los españoles. ¿Qué opina el Rey de esta desolación?
Si cuando habla el Rey el discurso se lo
corrige el Gobierno, para qué sirve el Rey. A los políticos no les interesa que el Rey haga la más mínima observación sobre sus fechorías, porque amordazado está mejor. Además la Constitución le hace inviolable y si el rey se extralimita los
aduladores de la corte están prestos para
protegerle, alterando el más mínimo atisbo de igualdad.
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