viernes, 29 de noviembre de 2013

SECUENCIA HISTÓRICA LOS AUTOS DEL JUEZ GARZÓN




Por Pedro Taracena

En 1975 muere el dictador Francisco Franco y hasta 1978 año en que se aprueba la Constitución Española, la dictadura se proyecta como régimen genuino y continuista; jurando el Rey y gobernando los herederos del general golpista, mediante las leyes emanadas de los Principios de Movimiento Nacional. En este trienio el Gobierno decide enviar a Las Cortes Españolas un proyecto de ley de amnistía. Cortes salidas de la Ley de la Reforma Política. Pero para amnistiar a quién y de qué delitos. En principio no se podía iniciar ningún camino hacia la democracia con las cárceles llenas de presos políticos y con ejecuciones de la pena de muerte tres meses antes de morir el dictador. Aquí se dio el primer paso en falso hacia la reconciliación. Los españoles venidos de la diáspora, el exilio y la clandestinidad, que nutrieron junto a los franquistas los escaños de esas cortes provisionales, entendieron y así se hizo entender al resto de los ciudadanos, que había que amnistiar a todos los detenidos o condenados que hubieran sido condenados por oponerse y resistir a la dictadura. Aunque hubiera delitos de sangre. Porque esa forma de proceder de la dictadura no correspondía a un Estado de Derecho. Roto en España el 18 de julio de 1936, por los mismos que ahora reconocían la amnistía para sus víctimas. Los franquistas con este hecho se lavaban la cara ante el mundo y creyeron que sus  manos manchadas de sangre, también, quedaban limpias para la historia. Por otro lado los ingenuos diputados venidos de la oposición histórica y clandestina, creyeron que con la amnistía que se aplicaba a los suyos, la reconciliación estaría resuelta. Pero esta primera piedra envenenada sirvió para que siguieran tropezando y cediendo terreno hasta sepultar la Memoria Histórica. El genocidio franquista quedó impune, el franquismo como sistema político y criminal está sin condena legal y su apología, lejos de ser delito, como el nazismo en Alemania y el fascismo en Italia, está bien visto por sus secuaces del Partido popular. En 1978 la Constitución Española restauró el Estado de Derecho vulnerado en 1936 y perpetuado hasta 1975, fecha en que muriendo el dictador se tambalea el franquismo pero no cae.
Entrado el siglo XXI un hidalgo de la judicatura, un juez amante de la Justicia, dicta dos autos demoledores contar la mordaza de la Transición, donde establece que los delitos cometidos en España desde 1936 obedecen a un extermino planificado, un genocidio tipificado como crímenes de lesa humanidad y que no prescriben. Este juez de la Audiencia Nacional es Baltasar Garzón, quien dictó en 2008 dos históricos autos sobre los crímenes de la dictadura. En ellos explica las razones por las que procede investigar la represión llevada a cabo por el régimen. Otro hidalgo de la fiscalía anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, defiende  la solidez de las tesis de su compañero frente  quienes consideran que aquellos hechos fueron zanjados por la ley de Amnistía de 1977.
No hace falta ser muy avezado en leyes para entender que la Ley de la Amnistía no podía afectar a los dictadores que lo habían sido hasta el restablecimiento de la democracia en 1978. En todo caso su amnistía debía de haberla concedido los demócratas. Otra interpretación de esa amnistía solo es comparable con la legislación del llamado punto final de Argentina y Chile. Donde los dictadores se auto amnistían. En España es un sarcasmo que los franquistas crean hasta nuestros días que sus delitos quedaron borrados en el mismo momento que sus torturados, detenidos, juzgados y apresados.  Aunque absurdo en España se mantiene el status quo de que, los franquistas y los demócratas incorporados a la política, establecieron un acuerdo no firmado  con el sello del olvido y la ignominia. El franquismo triunfante y superviviente a pesar de la  Constitución Española,  se permite exigir a los terroristas que hinquen sus rodillas antes las víctimas pidiéndoles perdón y muestren su arrepentimiento público. El pueblo español sí puede exigirles a los terroristas tal pretensión, pero el Partido Popular, heredero del franquismo, no está legitimado mientras no condene la dictadura y el genocidio franquita. No puede mantener la dualidad perversa de rendir homenaje a las víctimas del terrorismo y por otro lado mantener una apología permanente del franquismo.