domingo, 30 de diciembre de 2018

CARTA DE LOS OBISPOS ESPAÑOLES EN 1937




Carta de los obispos españoles en 1937



A estas alturas de la vida, resulta un ejercicio de apestosa inutilidad dirimir si la Iglesia jerárquica y, por tanto, como institución, se mantuvo neutral ante la guerra civil. La única verdad histórica es que recibió la República como un cataclismo, y la guerra civil como una bendición de Dios. Luchó de manera tan sutil como eficazmente contra la primera y no dudó un instante en sumarse a la segunda desde el momento en que Mola publicó su bando de exterminio y de terror.
El texto de la “Carta colectiva de los obispos españoles a los de todo el mundo con motivo de La Guerra de España” publicado en agosto de 1937 es la prueba escrita concluyente de que la Iglesia se comportó de manera tan beligerante como el belicista “Diario de Navarra”. Curiosamente, sería este papel quien publicase dicho documento, al que calificará de «página magnífica de la iglesia española», recalcando en ella valores como «firmeza, valentía, elevación y claridad». (“Diario de Navarra”, 5-VIII-1937).
Que la Iglesia institucional participara directamente en la masacre, bendiciéndola con agua bendita, con ser grave hecho moral, no lo es tanto si se compara con la fundamentación teórica que sirvió a los fascistas españoles para llevar adelante su política de exterminio y de terror, tal y como pedía Mola en las páginas del “Diario”. Lo que la Iglesia jerárquica sostuvo es que matar en nombre de Dios estaba más que justificado. Contra quienes luchaban los sublevados eran enemigos de Dios, como lo fueron antaño los infieles moros.
La responsabilidad de la Iglesia católica, apostólica y romana, no consistió en que algunos de sus sotanosaurios llevarán pistolón en la faltriquera y el hisopo en la mano derecha, formaran parte de las asesinas «rondas del alba», como las llamaba el siniestro director del “Diario”, Garcilaso. No. La verdadera y nunca reconocida responsabilidad de la Iglesia fue elaborar el discurso apologético de la llamada por los propios obispos Santa Cruzada Nacional.


LOS CRÍMENES DE LA IGLESIA



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