jueves, 24 de enero de 2019

LA HUELGA A LA ESPAÑOLA




Por Pedro Taracena


La huelga a la francesa quizás sea más salvaje, pero tan justa, legal y legítima, aunque menos perseguida, que la huelga de los españoles.


La Constitución Española es una constitución burguesa. Construida con la basura, los escombros y los cascotes de una Dictadura Genocida. De los siete Padres de la Constitución, cinco procedían de las diferentes corrientes del franquismo y dos demócratas, llegados de la clandestinidad: uno del Partido Unificado de Catalunya y el otro del Partido Socialista Obrero Español. La Carta Magna ha sido y sigue siendo tutelada por la Oligarquía, el Ejército y la Iglesia. Con el objetivo de instaurar y perpetuar una monarquía de dudosa legitimidad.

El Régimen del 78 y sobre todo la Oligarquía y la Patronal tutelan el derecho de los trabajadores a la huelga. Que es tanto como decir que la persiguen hasta la extenuación.

La Constitución Republicana consagra al ciudadano como trabajador de los derechos constitucionales: “España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia.

Sin embargo, la Constitución Española monárquica, consagra los derechos constitucionales a un ente llamado La Nación española.

Es evidente que el derecho de huelga no es asumido de igual manera en una República que en una Monarquía impuesta, por muy parlamentaria que sea.

En España el Derecho de Huelga se determina en estos términos: Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.

No obstante, el Gobierno de turno que le correspondió consensuar el desarrollo de este derecho, usó y abusó de: “…las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad”.

La Derecha Franquista, es preciso aclarar que en España no hay otra derecha que no haya venido de la Dictadura, ha tenido como objetivo no solamente desacreditar a los sindicalistas, sino también de criminalizar los derechos de huelga y de manifestación por ser molestos al empresariado y a la ciudadanía. 

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) contemplaba en sus estatutos la doble militancia: en el Partido y en la Unión General de Trabajadores (UGT). El sindicado socialista plantó su primera huelga al Gobierno Socialista y allí se produjo el divorcio. El Partido apostó por la Patronal y ya nunca acudió a las manifestaciones del 1º de Mayo.

En el caso español no hemos aprendido en 40 años en qué consiste el ejercicio del derecho de huelga.

Por parte de los políticos lejos de hacer pedagogía se han limitado a reventar toda huelga con los abusivos servicios mínimos y la criminalización de los Piquetes Informativos. Una huelga en Estaña es algo que hay que neutralizar por parte del poder de cualquier signo.
El Régimen del 78 se ha dotado de una jauría de voceros al servicio de la Oligarquía. Estos impostores del periodismo lejos de crear una opinión sobre el Derecho de Huelga, toman parte junto a la Oligarquía de siempre.

Ni la izquierda ni la derecha han desarrollado una pedagogía que diferencie una huelga de una manifestación, y diferenciar la manifestación pacífica de los hechos punibles, merecedores de castigo, dentro y fuera del ejercicio de cualquier derecho constitucional.

 En España se percibe de forma evidente la diferencia de la consciencia del ciudadano y la consciencia del trabajador. Pero la perversión se produce cuando cada persona ejerce una dicotomía según le convenga. Como ciudadanos no soportamos ni una sola de las molestias que puedan ocasionar los trabajadores que emprenden una huelga o una manifestación. Aunque estas personas sean a su vez ciudadanos y trabajadores. La Oligarquía ha logrado a través de los Medios de Comunicación, que al lado de un trabajador en huelga surja, un ciudadano ofendido o molestado. Y quizás un esquirol.

Los Medios de Comunicación están amaestrados para no discernir o mejor dicho confundir lo que es legal de lo que es justo. Quizás lo más polémico sea diferenciar lo legitimo de lo ilegitimo. Más aún, la distinción entre lo ilegítimo y lo legal. Que a su vez puede ser legal pero violento y por supuesto injusto. El lector puede hacer un ejercicio para encontrar estos valores en el devenir del cuestionado Estado de Derecho Español. Es evidente que estos temas no están el orden del día del periodismo del Régimen del 78.

La huelga a la francesa es más salvaje, pero tan justa, legal y legítima, aunque menos perseguida, que la huelga de los españoles. Y sobre toda, más aceptada por el resto de los ciudadanos. 

Sin olvidar que las huelgas y las manifestaciones tienen como objetivo, reivindicar los derechos de los trabajadores y derribar gobiernos, como situación extrema.

¡MANIFESTACIÓN!




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