martes, 23 de noviembre de 2021

POEMA DEDICADO A MI ABUELA RESCATADO DEL BAÚL DE MIS AÑORANZAS

A MI ABUELA

Allí en el fondo del baúl estaban las cartas, escritos y documentos de mi época pía cuando levitaba… Desde la década de los cincuenta.

Después de leer toda esta producción, he llegado a la conclusión meditada de que yo estaba enfermo. Muy enfermo. Pero con difícil cura porque en mi entorno nos retroalimentábamos del mismo fanatismo. La sociedad vivía en un psiquiátrico gigante. Y aquellos que habían roto con el paradigma imperante, eran los malos, inmorales y perversos. Nosotros éramos la salvación. El Nacionalcatolicismo nos acogía en su seno…

Este planteamiento no es una justificación retórica, es una certificación. Yo fui un enfermo. Muy enfermo y lo más grave es que no era consciente de ello. Tiempo perdido o periodo de aprendizaje con un coste muy elevado…

A partir de sufrir el Servicio Militar obligatorio, tomé consciencia de lo que era el maridaje Iglesia-Estado y la Alianza Trono-Altar. Y poco a poco fue apostatando de la religión y sobre todo de sus ministros. Y organicé mi vida como si Dios no existiera. Descubrí mi propio Renacimiento y los valores republicanos y el laicismo.

Como resultado hemos logrado mi compañera y yo. una familia del siglo XXI al margen de lo establecido como preconizó el Régimen del 78, la Monarquía y el Nacionalcatolicismo. La tradición nacional de España.

En el baúl aún quedaba el poema que dediqué a mi abuela. Los documentos referidos anteriormente los destruí con saña acompañada de sentimientos de libertad. Sin embargo, el poema dedicado a mi abuela lejos de destruirlo, me ha servido para hacerle un homenaje de reparación, de aquella barbaridad que yo escribí a modo de despedida…

 Acuden a mi mente epítetos que se me ocurren a la hora de etiquetar mi felicidad y mi libertad:

¿Agnóstico? ¿Ateo? ¿Renegado? ¿Apóstata? ¿Librepensador? ¿Libertario? ¿Anticlerical? ¿Liberal según Mariana Pineda? (*). No sé, quizás he logrado sin proponérmelo, descubrir el pluralismo del humanismo que estable LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS de 1948.

(*) LIBERAL:

Mariana Pineda versus Esperanza Aguirre, Isabel Díaz Ayuso

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/mariana-pineda-luchadora-por-libertad_16811



 EJERCICIO DE LA BUENA MUERTE SEGÚ LA IGLESIA CATÓLICA

"Cuando mis pies, fríos ya, me adviertan que mi carrera en este valle de lágrimas está por acabarse; Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis manos trémulas ya no puedan estrechar el Crucifijo, y a pesar mío le dejan caer sobre el lecho de mi dolor; Jesús misericordioso, tened compasión de mí.
Cuando mis ojos, apagados con el dolor de la cercana muerte, fijen en Vos por última vez sus miradas moribundas; Jesús misericordioso, tened compasión de mí".

EJERCICIO DE LA BUENA  MUERTE

Un anacronismo medieval


MI ABUELA

 

Abuela, la vida se escapa

de tus manos, como figura de humo

desvanecida en el viento.

 

Tus pies ya torpes,

se encaminan a la tierra,

de donde Dios te sacó.

 

Abuela, Él te llama,

 ¿No oyes su llamar?

No te dé pena dejarme,

te vas con Él, pues más que

yo Él te ama.

 

Abuela no sientas

nostalgia por mí

Él te lleva para posarte

en sus Eternas Moradas.

 

No sientas penas, abuela,

por esta vida que despides,

tan llena de inquietudes

con fatigas.

 

¿Abuela no sientes su

llamada? Dile que te ayude

a cruzar el pórtico

de tan barroco tránsito,

que Él con su Gracia puede.

 

Cuando todo tu ser,

¡Ay! Abuela, tiemble ante

el último escalofrío

que te producirá

el perdurable sueño,

clava tu mirada en Él

y tan sólo en Él.

¡Fiel esposo de tu alma!

 

Después, deja pasar,

Abuela, por tus labios

la débil paloma, descarnada

por el sacrificio expiatorio,

de tus pecados. Y en ese

preciso momento: ¡Dios mío!

Tened piedad de ella,

que es mi abuela.

 

Abuela, madre de mi madre.

Mi segunda madre. ¿No oyes su

llamada? Ve con Él,

que más que yo Él te ama.

 

Abuela, déjate llevar,

no sientas nostalgia por mí…

Pero espérame,

abuela, que yo,

en llegar no tardaré.

 

Abuela, ¿no sientes su llamada?

Es Él, quien te llama…

Parte ya mi querida abuela.

 

Pedro

Tu nieto


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