sábado, 18 de junio de 2011

FRANCO, ESE CONSPIRADOR



JAVIER OLIVARES

El historiador Luis Palacios Bañuelos, autor del libro ESPAÑA, DEL LIBERALISMO A LA DEMOCRACIA (1808-2004), en el capítulo que dedica a la gestión y desarrollo de la Guerra Civil, escribe lo siguiente: En Santa Cruz de Tenerife, los pasos de Franco estaban controlados por la policía y no le resultaba fácil cruzar a la isla Gran Canaria. La muerte accidental en Las Palmas, del general Armando Balmes, también implicado en la conspiración va a permitir a Franco el traslado. Solicitado el permiso para desplazarse, Casares Quiroga, Ministro de la Guerra, le contestará: “No sólo le autorizo, mi general, sino que le ordeno a usted ir a Las Palmas para asistir al entierro”. El funeral se celebra el 17 de julio. Franco conocerá la sublevación de Melilla a las 3 de la madrugada del día siguiente y, tras asegurar la pacificación del archipiélago y dejándolo al mando de Orgaz, el 18 de julio a las 2,10 de la tarde, vestido de civil, afeitado el bigote, sale de Gando en el “Dragón Rapide”. Unas horas antes, a las 6 de la mañana, ha dirigido a los sublevados de la zona de Melilla el siguiente radiograma:

“Gloria al heróico Ejército de África. España sobre todo. Recibid el saludo entusiasta estas guarniciones que se unen a vosotros y demás compañeros Península en estos momentos históricos. Fe ciega en el triunfo. Viva España con honor”.

Efectivamente, este planteamiento del catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Rey Juan Carlos, se podría revisar y de hecho así ha sido, profundizando más en la muerte accidental del general Balmes. El artículo de Juan Fernando López Aguilar comenta el libro de Ángel Viñas, quien mantiene que: “La sublevación no arrancó el 17 de Julio sino un día antes con la premeditada liquidación del general Balmes”.

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