¡Viva
La Pepa!
No todo el mundo sabía el origen
de esta exclamación. Hace 200 años que se promulgó la Constitución de las
Cortes de Cádiz, un 19 de marzo festividad de San José; siendo éste el origen
del sobrenombre de La Pepa.
Este acontecimiento marcó un
hito en la historia liberal de España. Se afianzaba la soberanía nacional por
encima de la tutela real. Y enarbolaba la bandera de la libertad por encima de la
tiranía que sometía al pueblo. Cuando ahora voceros de la derecha aplauden en el
segundo centenario de la Constitución de Cádiz; haciéndose pasar por defensores
del liberalismo, es preciso desenmascarar su hipocresía. El liberalismo
defendido por el texto constitucional de 1812, nada tiene que ver con el neoliberalismo
económico, antidemocrático y tiránico, doctrina en la cual se ha instalado el
Partido Popular y sus secuaces en Europa. Por principio lejos de ser defensores
de la libertad, por el contrario, son detractores de ella. Y además, entienden
la libertad como un derecho exclusivo del que más tiene, sin que el Estado
intervenga para regular sus derechos y evitar su despotismo laboral. Cada vez
que un político de derechas se acerque a este segundo centenario, se sumerge en
un baño de hipocresía. Al PP la Constitución Liberal de 1812 y la Constitución
Española de 1978, son trajes que le vienen grandes.
También es preciso recordar que
La Pepa es una constitución monárquica,
aunque los poderes del rey están limitados por la soberanía de la nación. Y fue
Fernando VII, el monarca que se convirtió en rey constitucional. Pero por mucho que Juan Carlos I miembro de la
Casa de Borbón, se adhiera al homenaje de la Constitución de Cádiz de 1812,
tampoco podemos olvidar que el rey Fernando VII, otro miembro de la Casa de
Borbón, fue quien anuló la Constitución ahora homenajeada, e implantó la
monarquía absolutista. Con la cual tiranizaba de mejor manera a los españoles.
De igual forma que el PP no es digno de nombrar la palabra liberalismo en esta efemérides,
tampoco el Rey de España debe excederse en elogios hacia su predecesor en el
trono, que se afianzó como monarca absoluto despreciando la constitución
liberal.
Los homenajes deben servir como reconocimiento de la verdad
histórica, no para encubrir o disimular los errores del pasado. Tanto la
monarquía actual como la derecha española, tienen sus raíces en los
acontecimientos sangrientos que comenzaron la nefasta tarde del 17 de julio de
1936. Ambas instituciones están legitimadas por la Constitución de 1978. No
obstante, esto no debiera ser óbice para que ambas condenaran la dictadura y
reconocieran la legitimidad de la Constitución de la II República, tanto como
la Constitución de 1812. De otro modo estos fastos suenan a hueco y se
profundiza un poco, a farsa. Homenajear a La Pepa, manteniendo el franquismo
entre sus filas, es tanto como burlar la sangre derramada de muchos españoles
que dieron su vida por la libertad. Mariana Pineda, una de sus mayores
exponentes.
LA CONSTITUCIÓN DE LAS CORTES DE CÁDIZ 1812
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