Y DESPUÉS DEL 27-S QUÉ...
Por Pedro Taracena
La nación española y la unidad de España son una imposición del
franquismo. Los padres de la Constitución,
franquistas y demócratas, pactaron consagrar que La Nación española
fuera la piedra angular del Estado. Es
evidente que los franquistas no solamente impusieron su voluntad en el tema de
la nación, sino en la unidad como imposición, otorgando al Ejército su tutela y
defensa. Elevar estos conceptos a la categoría de dogma es una perversión
franquista. Y fue La Casta quien en su día lo propició y ahora se encuentra
atrapada en sus propias contradicciones.
La herida abierta en España por el golpe de
estado del general Franco, de la dictadura impuesta y de la transición, dejando
impune el genocidio franquista, constituyen la asignatura pendiente para no
alcanzar la reconciliación de los españoles. El 27 de septiembre lo que se
dilucida en Catalunya y España está por encima de la Constitución Española y la
Unidad Europea. El marco que debe albergar este conflicto es la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. El Gobierno franquista de Rajoy y
los socialistas o socialdemócratas españoles, está demostrando una ignorancia
supina de la Historia y una ceguera crasa ante las nuevas generaciones.
Somos muchos los que estamos observando este
panorama histórico viciado con estupor pero con esperanza. La salida diga lo
que diga el inútil, terco, parco y torpe inquilino de La Moncloa, no está en
aplicar la Ley o en sacar los tanques a la calle, está en el diálogo sin
complejos y prejuicios. La palabra nación significa un sentimiento no un
concepto legal. Imponer el himno
nacional, una única nación y la unidad a todos los habitantes de este país, es
una barbaridad y además constituyen tres
mentiras rechazadas por buena parte de
la población. España es una nación de naciones y la federación de los pueblos
que la integran es la mejor solución europea.
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