
El expresidente del Congreso, José Bono, colocó el busto de Azaña en el vestíbulo principal del Congreso. EFE
La efigie fue trasladada ayer al de la segunda ampliación del Congreso. El PSOE pedirá explicaciones.
El Reino de España constituido en monarquía parlamentaria, no tiene ninguna legitimidad para negar el recuerdo, la celebración y el reconocimiento de la II República Española. Sin rivalizar en sus aspectos legítimos, ambas constituciones son democráticas. No es justo que "el 14 de abril" no se reconozca con la misma fuerza legal, que "el 6 de diciembre". Este espacio reivindica un lugar en el almanaque para un hito histórico, que satisfizo a los españoles y asombró al mundo.
El expresidente del Congreso, José Bono, colocó el busto de Azaña en el vestíbulo principal del Congreso. EFE
La efigie fue trasladada ayer al de la segunda ampliación del Congreso. El PSOE pedirá explicaciones.
El discurso de Rajoy que mantiene actualizado válido para siempre, es ambiguo y lleno de obviedades, pero no exento de perversión. Hablar de “la concordia” entre los españoles; manteniendo su resistencia a condenar al franquismo y oponiéndose allí donde su mayoría se lo permite, a cumplir la ley de la Memoria Histórica, es inmoral. Si hay un partido que ha obligado a los españoles a elegir bandos y trincheras, ha sido el Partido Popular. La derecha está anclada en su pasado franquista y preconiza el olvido porque le conviene; manteniendo una postura conservadora y reaccionaria de la gestión pública. Esa opción constituye un bando, resistente al cambio. La izquierda es por naturaleza rupturista y progresista, pero mantiene la memoria de haberle arrebatado la República, perdido la guerra y soportado la dictadura. Esta otra opción que fue “forzada a elegir” y eligió las trincheras. Trincheras que los populares nunca abandonaron, a pesar de administrar la victoria. Este panorama es el que Rajoy oculta con la peor de las intenciones. Pretender aglutinar “todos” los votos como garantía de reconciliación nacional, es pretender el partido único, terreno donde Fraga y sus secuaces se sienten como pez en el agua. ¡Basta ya! de acosar a los españoles que no renunciamos a honrar a las víctimas del genocidio. Los “bandos y las trincheras” los implantó Franco, aquel nefasto 17 de julio de 1936. ¿Dónde está la voluntad de Rajoy de pasar página y mirar al futuro…?
EL FRANQUISMO
Por muchas razones emanadas de su pasado en el último siglo, la derecha española es genuina. No es homologable con fuerzas conservadoras de la viaja y nueva Europa. Democracias con arraigo de siglos como Reino Unido y Francia, o democracias que superaron dictaduras como Portugal y Grecia, sin olvidar la democracia alemana que padeció el nazismo, y la italiana que surgió después de vencer el fascismo. La derecha española habita dentro del Partido Popular; asumiendo las raíces ideológicas del más puro franquismo. Cuyo germen proviene de la más rancia derecha, enemiga acérrima de la República, de lo laico y partidaria de la monarquía borbónica histórica de trazos absolutistas y caciquiles. El Partido popular es heredero legítimo del golpe de estado del 17 de julio de 1936. Quien provocó la Guerra Civil e implantó la dictadura. Con la muerte de Franco, asumen la Transición que les coloca en la vía democrática, como demócratas de toda la vida. El consenso constitucional sella la inmunidad de Franco y sus secuaces históricos; quedando impune su genocidio. Fraga ministro estrella del franquismo se convierte en demócrata converso y padre de la Constitución. Su espíritu de franquista neto y nato le impulsa a perpetuar su doctrina a través de Alianza Popular y el Partido Popular. Aznar, Rajoy, Cospedal y Aguirre, son los garantes de mantener el franquismo hasta las últimas consecuencias; eternos huidizos de la derecha y viajeros incansables hacia el centro, como tierra prometida. Esta secuencia está avalada por la historia de los hechos. La Constitución sólo la utilizan como herramienta para guardar las formas, pero la prefieren fosilizada. La alianza trono altar les hace permanentes combatientes de la República, y valedores del status formal del nacionalcatolicismo del cual se alimentan. Este es el planteamiento socio-político-religioso, que el PP mantiene como ideario político, salvando las distancias, tanto en la dictadura como en la democracia. Y como no podía ser de otro modo, el tejido social del cual se nutre y le sigue en todos los comicios, mantiene fidelidad inquebrantable a esta ideología. El perfil del votante de la derecha española no busca respuestas a sus necesidades: Trabajo, servicios públicos de educación, sanidad, dependencia. Tampoco en el campo de los avances en los derechos humanos y sociales. El electorado conservador logra una dicotomía perfecta entre la ideología del partido y las respuestas políticas a las necesidades del momento. Los ciudadanos votarán a Rajoy el 20-N, per se. El líder de turno de los populares representa los valores que aunque anacrónicos, son muy válidos para conseguir el poder. Estos valores, aunque inconfesables, constituyen la fidelidad inquebrantable al franquismo, al nacionalcatolicismo en suma. La política que siguen las comunidades autónomas del PP sobre materias como educación, sanidad, dependencia, no influye en su intención de voto. Es una fidelidad casi dogmática. Y los casos de corrupción no alteran tampoco el concepto ético que de los políticos puedan tener. Se trata de hacer un seguimiento mítico y religioso a las consignas del líder, del caudillo; donde la falta de rigor y las omisiones de información, aproximan su adiestramiento a la manipulación y el engaño. Se pueden cambiar las palabras, pero los conceptos prevalecen “atados y bien atados”.
Hemeroteca Público 2011
He buscado en el diccionario de la Real Academia Española un epíteto que calificara su comportamiento en los últimos meses como socialista, demócrata y como presidente de la soberanía nacional. Y salvando la cortesía el respeto institucional y aquello que se considera políticamente correcto, solo he encontrado la de impostor. Las tres acepciones le hacen acreedor de ese título. Es reprochable e indigno que el Presidente del Congreso de los Diputados, primer defensor de la Constitución que representa al pueblo español, haya contaminado la función que desempeña con sus creencias religiosas. Ha rehusado con subterfugios condenar el golpe de estado de 1936 y denomine a Fraga “patriota de bien”. Estas conductas observables por los españoles no pertenecen al cargo que desempeña, elegido por el pueblo. Más buen corresponden a un político que tiene sus raíces en Falange Española y en el nacionalcatolicismo. Exactamente corresponderían a Manuel Fraga Iribarne y a todos sus secuaces, que lejos de reconocer que la República fue un régimen tan legal y legítimo como la Constitución de 1978, se niegan a condenar el genocidio planificado de Franco el 17 de julio de 1936. Exterminio que se prolongó hasta su muerte. El señor Bono se ha creído que se puede servir a dos o más sensibilidades, desempeñando la función constitucional. Como servidor del Estado que acoge a todos, defensor de la Constitución que es aconfesional y como responsable del respeto que le exige la Memoria Histórica de las víctimas de franquismo, uno de los poderes del Estado ha sido ocupado por un perfil inadecuado. Pero le felicito porque ya jamás volverá a cometer tales indignidades.
FRANCO MANDÓ ASESINAR AL GENERAL BALMES
Viñas es historiador y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid.
CAMPOS DE CONCENTRACIÓN SUR DE FRANCIA
En 1939 marcha camino al exilio desde Barcelona. Era el fin de una contienda fratricida que anunciaba el inicio de La Segunda Guerra Mundial que le recluye en campos de concentración en Argeles, San Ciprian y Barcares.
Los franquistas enmascarados bajo la denominación de Partido Popular, encaran esta fecha con el cinismo que les caracteriza. Pero por mucho que se esfuercen en demostrar que el 20-N es para los nuevos franquistas, como el 6 de enero, festividad de la Reyes Magos de Oriente, en realidad, es el día del tránsito de su padre fundador a la gloria alcanzada por la Santa Cruzada. Es evidente que sólo los más osados se atreven a exhibir los crespones negros y el águila con el yugo y las flechas en la enseña nacional. Pero cuando los populares franquistas exaltan de júbilo en la calle Génova, guardan un exquisito respeto para estos extremistas que manifiestan de forma explícita su exaltación al generalísimo Franco. El venerable Fraga Iribarne es el testimonio de su naturaleza franquista. Colaborador directo de la sanguinaria dictadura. Y Aznar ha dado muestras de ser el neofranquista neto y nato; homologado con el Tea Party americano. Es tan admirador de la Constitución Española que transita a través de ella sin romperla ni mancharla, permaneciendo siempre virgen. Incólume y fosilizada. Aznar no necesita la Carta Magna para gobernar, es un caudillo elegido por el carisma de la aclamación. Los populares se acercan con respeto al 20-N porque es el símbolo de su programa. Su antirepublicanismo y su adhesión a Franco. Este hito no les permite condenar el régimen del cual conservan vivo a uno de sus ministros estrella. Su líder fundador. Su programa es la nostalgia. Añoran parcelas perdidas como son: El maridaje Iglesia estado, la alianza trono-altar, el matrimonio sacramental único, la prohibición del divorcio, la libertad sexual y el control de la natalidad. Y en lo económico desean la anulación del Estado, los efectos sindicales y el libre despido para nutrir el insaciable ansia de negocio de las empresas. La maestra de estas doctrinas es la lideresa de Madrid, Esperanza Aguirre, jaleada por los empresarios madrileños y doctora del liberalismo salvaje. Obsesionada hasta el delirio de la propiedad privada en detrimento de lo público. Es una auténtica encantadora de serpientes. Su cinismo le lleva a seducir a trabajadores por cuenta ajena, pensionista y usuarios de la Sanidad, Educación y Dependencia, para hacer de un cúmulo de mentiras, su verdad. Ella sola no lo podría hacer. Tiene a su favor los medios propios y afines. Es la inteligencia puesta al servicio de la astucia, utilizada para responsabilizar a Zapatero de todos los males mundiales; resarciéndose de toda responsabilidad personal. Su capacidad para declarar mentiras con la solemnidad de verdades dogmáticas. Los demás personajes del séquito de Rajoy son meros aprendices de la Mariana Pineda del siglo XXI. Es la que más huye del 20-N porque es la que más próxima se sitúa al sátrapa que tanto dice distanciarse, pero que jamás condenará. La gran lideresa de Madrid está al acecho. Si Rajoy pierde, ella dará el zarpazo definitivo. Son muchos los que está apoyando esta causa. Para hacer este análisis no es necesario ser un editorialista o un columnista de un medio cualquiera, afín o contrario al personaje conservador. Las firmas de los profesionales de los medios no garantizan verosimilitud. Las fuentes están al alcance de cualquiera, ya no existen las noticias exclusivas excluyentes y mucho menos las primicias en manos del cuarto poder. El jaque al cuarto poder es un hecho y el periodismo tradicional está en franca decadencia. Los medios nos ocultan la evidencia que nos proporciona la transparencia de las redes sociales.