El referente del 20-N para la derecha es símbolo de continuidad. El franquismo debe perpetuarse en España. Sin embrago el 20-N para la izquierda es la diana que marca el cambio pendiente. La ruptura con el pasado franquista de España de una vez por todas. Tanto para unos como para otros, el 20 de noviembre es un hito al margen de que se tome conciencia de su simbología. Para España como país es una oportunidad de debate y confrontación. Las dos Españas. El progresismo y el conservadurismo. Lo que no entra en esta dicotomía es el perfil de Rajoy del centro moderado. El centro es donde se refugia para alcanzar la derecha, como si no supiéramos a estas alturas históricas, discernir entre los conceptos izquierda y derecha. La derecha española no le conviene reconocer, que su larga marcha tuvo su concepción el mismo 18 de Julio de 1936. Y que desde el 20 de noviembre de 1975, administran el testamento del caudillo, que lo fue por la gracia de dios. Manuel Fraga Iribarne, fue uno de los ministros que ocuparon cartera antes y después de la muerte de dictador. Hay nulas esperanzas de que los franquistas populares cambien. No les interesa. Pero a estos comicios están invitados también los seguidores del Movimiento 15-M ¡Democracia real ya! Un seísmo social que discierne entre lo formal y lo real. Converge en estas elecciones, ante la relativa tolerancia del Gobierno, algunos guiños del nuevo candidato socialista, la descalificación de la derecha y el oportunismo de la izquierda minoritaria; apuntándose al carro de la reivindicación de la reforma de la ley electoral. El 20-N, continuidad legal del franquismo y el 15-M indignados con la falta real de la democracia, contienen una simbología contundentemente opuesta. Una respuesta de la población en las urnas al margen de las reclamaciones de los indignados, sería el mismo fracaso social que hemos obtenido en el 22-M. En los municipios y comunidades, no se han asentado ninguna alternativa al tedio político. Si ahora los españoles otorgan el poder al PP o al PSOE, tal cual se han presentado hasta ahora, algo huele a podrido en nuestra sociedad. En mayo del 68, los franceses se tiraron a la calle hartos del tedio político, bajo el lema de: “La imaginación al poder”. Hoy muchos ciudadanos hemos mostrado nuestra indignación colectiva por la tiranía y la usura del dinero; arrasando toda huella de humanismo. Si el 20.N no es capaz de aglutinar la indignación para centrar los esfuerzos contra el enemigo común, está en peligro España como pueblo. Ni el PSOE que ahora conocemos y mucho menos el PP, serán capaces de iniciar una mínima esperanza de cambio de política en Europa. ¡Abajo el pensamiento único! ¡Adelante las alternativas y los planes políticos! tantos como letras tenga el abecedario: A, B, C… El 15-M debe dar en el 20-N una lección a España y Europa, si los españoles no nos dejamos engañar. El 15-M, no solamente ha desafiados a los poderes del Estado, exigiendo más justicia y democracia, sino que ha condenado al ostracismo a todos los medios de comunicación. Han enmudecido porque no les han permitido que manipulen la información. El movimiento ha nacido y sigue su desarrollo creando su propio ágora. Cuando han tenido que comunicarse han sido directos, sin que los periodistas mediaticen bajo sus tendencias ideológicas y grupos de presión, la información veraz y completa. La primera victoria del 15-M ha sido demostrar que los medios de comunicación no prestan ningún bien a la sociedad del siglo XXI. Toman parte de las mismas aves carroñeras que están al servicio de la usura, la especulación y la explotación del trabajador. Estaremos ciegos los españoles si prestamos atención al 20-N, más que al 15-M.
domingo, 31 de julio de 2011
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