sábado, 10 de febrero de 2018

LA REPÚBLICA FEDERAL IBÉRICA EN MARCHA


La Independencia Catalana y la lucha por una Federación Socialista de la Península Ibérica



Foto: Reuters

Originalmente publicado en portugués en noviembre del 2017


El día 1º de octubre, la Generalitat (gobierno regional) de Cataluña realizó un referendo de independencia que fue duramente reprimido por la policía española, además de declarado “ilegal” por el presidente Mariano Rajoy y por las Cortes. Los locales de votación fueron atacados por la policía, así como también fueron reprimidas manifestaciones favorables a la independencia. A pesar de eso, la participación expresiva en el referendo y el resultado (más del 90% favorables a la separación) dejó claro el deseo popular por la creación de una República Catalana.
A pesar de las vacilaciones del Partido Democrático Europeo Catalán – que dirige la Generalitat de Cataluña – y de su presidente, Carles Puidgemont, la independencia fue declarada algunos días después. En seguida, el gobierno catalán fue depuesto por medio del artículo constitucional 155, que afirma la inviolabilidad del territorio español. Luego de huir del país, Puidgemont, miembros de su gabinete y otras autoridades catalanas acabaron entregándose a la policía en Bélgica y ahora esperan el juicio en un proceso por “rebelión, insubordinación y desvío de dinero público”.
La victoria del PDECAT en las elecciones del 2016 y el resurgimiento del movimiento independentista tienen una relación íntima con la crisis económica capitalista. El impacto de la crisis sobre la región más industrializada del Estado español dio voz a los sectores independentistas, que afirman que la separación permitiría garantizar mejores condiciones de vida y el rechazo de los planos de austeridad. En el 2010, el Tribunal Constitucional eliminó una ley anteriormente aprobada por el parlamento catalán, que declaraba la región como una nación y que confería mayores autonomías para la Generalitat. Una de las razones de eso fue facilitar la imposición de políticas de austeridad a Cataluña.
La burguesía catalana dio un giro en la defensa abierta de la separación, y en eso contó con el amplio apoyo popular. Pasó a organizar marchas y consultas populares sobre la independencia, preparando el terreno para el referendo del 1º de octubre. De esa forma, quieren alzarse a una posición más autónoma en relación a las “soluciones” propuestas por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, aplicadas por el gobierno Rajoy. Esa es la razón por la cual Francia y Alemania, países centrales de la UE, declararon no aceptar la separación y dieron todo su apoyo a Madrid. Afirmaron también que caso ocurra la independencia catalana, el país será inmediatamente excluido de la UE. Los imperialismos alemán y francés no quieren ver debilitado su “fiel vasallo” español.
La posición de la burguesía catalana está repleta de engaños. Aunque teniendo en cuenta su potencial industrial, la Cataluña no sería capaz de concurrir de igual a igual con las grandes potencias imperialistas europeas. La necesidad de préstamos de los bancos imperialistas para la modernización de las fuerzas productivas, las consecuentes imposiciones exigidas por tales acreedores en la forma de políticas neoliberales, y el impacto de estas políticas sobre los derechos del proletariado rápidamente pondría al país – en un caso de alcanzar la independencia – en una posición subalterna, no muy diferente de Grecia o de Portugal. Las corrientes de opresión de Madrid pueden y deben ser quebradas por el pueblo Catalán, pero la continuidad del dominio imperialista (sobretodo de los capitalistas franceses y alemanes) impide una verdadera independencia y libertad.


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