PUTA Y FEMINISTA
Periodista
La última bomba que ha lanzado el Coronavirus ha
sido contra los burdeles, los prostíbulos, las mancebías,
las casas de citas, las putas de los pisos, las calles y los polígonos, los
clubs de alterne, los centros de trabajo del sexo…
Siguiendo con los daños ocasionados por la
metralla de Coronavirus, ha sido el contagio masivo de clientes y trabajadores
de estos centros de trabajo.
¿Cómo es posible que en estos locales lejos de
protegen a clientes y trabajadores, hayan dejado que el contagio
llegue al extremo de tener que clausurar los locales nocturnos?
Estos lugares legalmente se denominan “Moteles o
clubs” u otros eufemismos que eluden declarar que allí se fornica, se folla, se
jode, se hacen felaciones, se viven orgasmos, se utiliza condón y se eyacula a
pelo y todo ello como es natural, desnudos por completos y “sin mascarilla”.
¿Quién iba a pensar que allí se hacía todo esto?
La hipocresía económica del negocio amordazaba a las autoridades locales, tanto
civiles como sanitarias.
Pero el Coronavirus da fe de que es quien manda en
España y en el mundo entero. Se ha descubierto el fraude de ley que supone
denominar simplemente hoteles u otros eufemismos a lo que es una vulgar casa
de putas.
Quien vea en mi reflexión un atisbo moral, será su
responsabilidad. Por una vez estoy de acuerdo con el Coronavirus porque si
hubiera comprobado que era un hotel al uso, hubiera pasado de largo.
La vergüenza y la hipocresía del Estado ha sido
legalizar la prostitución cambiando el nombre. Allí en estos lugares es donde
habitan, gestionan, trabajan o dirigen: los chulos, los
rufianes, los proxenetas, la trata de blancas, las alcahuetas, las madamas, los
locales nocturnos que albergan el negocio de las mafias que explotan a las
putas, muchas de ellas menores.
Vuelvo a insistir que yo no reflexiono bajo
ninguna moral y menos la imperante cultura judeocristiana. Tampoco me
escandalizo porque vea que una mujer lleva el cartel de PUTA Y FEMINISTA. Lo
que denuncio es al Estado que mantiene esta farsa inhumana, hipócrita, injusta
y con fraude de ley.
Esta red de burdeles está considerada como una rentable
y respetable cadena de hoteles. Los negocios, “todos” en España deben de
ser conforme a la ley. Contratos legales, pagar a los trabajadores, cobrar los
servicios prestados y declararlo a la Hacienda Pública. La Ministra de Igualdad
del Gobierno Progresista de Coalición deberá establecer, si llegamos a la
manifestación del 8 de Marzo de 2021, con misma máscara que hasta ahora. ¿Qué
hay que hacer con los burdeles, los prostíbulos, las mancebías, las casas de
citas, las casas de putas, los clubs de alterne y los centros de trabajo del
sexo? ¿Legaremos a esa fecha con el mismo estatus hipócrita y tercermundista
del que disfrutamos hoy?
Si todo sigue igual los “empresarios” de estos
centros de trabajo otorgarán una paga extra a los chulos, los rufianes, los
proxenetas, la trata de blancas, las alcahuetas, las madamas, los locales
nocturnos que albergan el negocio de las mafias que explotan a las putas. Por
el éxito conseguido de que vacunados todos del Coronavirus el negocio siga
viento en popa… Este lenguaje es tan viejo como el oficio de puta. La
democracia española no se puede permitir el fraude de ley y el eufemismo que se
utiliza para cambiar de naturaleza a los temas cuando se les cambia de nombre.
U. m. las formas cuya desinencia empieza por -i.
1. tr. Derogar, dejar sin vigencia una ley, precepto, costumbre, etc
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