LOS 7 PECADOS CAPITALES
DE
MI QUERIDA ESPAÑA
1.
Franco protagonizó el golpe de estado que
derrocó la República. Generalísimo Invicto es exaltado a la Jefatura del Estado
como Caudillo de España por la Gracia de Dios.
2.
Franco implantó una dictadura e instauró una
monarquía dictando como sucesor al ilegítimo heredero Juan Carlos de Borbón.
3.
Franco falleció en su lecho encharcado de sangre
de sus propios crímenes. Las Cortes Franquistas y el Consejo de Regencia
coronaron a Juan Carlos I. Obligado a jurar los Principios del Movimiento
Nacional.
4.
Las mismas Cortes de Franco decretaron y promulgaron
la Ley de la Amnistía, dejando impune el Genocidio.
5.
El Presidente del Gobierno Adolfo Suárez convocó
un referéndum con una doble intención. Que el pueblo abrazase la Democracia y
en el mismo paquete que aceptase la Monarquía.
Temiendo perder una consulta para decidir entre Monarquía o República. Esta
doble cuestión es impensable formular en una misma pregunta en cualquier país
serio.
6.
La Constitución Española de 1978 fue tutelada
por la Oligarquía económica, el Oligopolio energético, el Ejército, la Iglesia
y los Caciques. Los mismos que apoyaron el golpe contra la República y
administraron España como si de un botín de guerra se tratara.
7.
Los gobiernos de izquierdas han perdido la
oportunidad que les ha brindado su mayoría absoluta, de condenar el franquismo,
sus pompas y sus obras. Sin denunciar el preconstitucional Acuerdo con la Santa
Sede. Y los gobiernos de derechas han fosilizado todos y cada unos de los
derechos de los españoles. Legislando con leyes que han provocado crímenes
legales. El testamento de Franco de que ESPAÑA ES UNA GRANDE Y LIBRE, les ha
llevado a unos y a otros a masacrar al pueblo catalán con el violento y forzoso
artículo 155, humillando al pueblo catalán nombrando como virreina Soraya Sáez de Santamaría.
EL REY TÍTERE
Lo confieso: aunque muy remota, albergaba una diminuta
esperanza de que Felipe VI impidiera la renovación del Ducado de Franco.
No soy un ingenuo y sabía que, caso de hacerlo, no tomaría esa decisión
por convicción democrática. Es obvio que tampoco fue la honestidad la
que le empujó a retirar a su hermana y a su cuñado el título de Duques
de Palma. Si en aquel momento le hubiera movido ese noble fin, no se
habrían producido, paralelamente y entre bambalinas, las extrañas
maniobras que llevaron al juez del caso Nóos a asegurar que durante todo
el proceso judicial había habido un trato de favor “del sistema y otras
instituciones, (…) no de los tribunales” hacia la Infanta Cristina.
Felipe VI no actuó por ética, sino por estética. Esa estética que él
tanto cuida y que atormenta a su reina es la que me llevó a pensar que
quizás, quizás, la nietísima del sangriento dictador podría no llegar a
ser duquesa. Lo tenía muy fácil. Haber anulado el Ducado le habría
valido el aplauso entusiasta de más de media España, la comprensión o al
menos la indiferencia de la mayor parte del resto y el rechazo de una
minoría muy minoritaria de ultraderechistas. Un coste despreciable para
un acto lógico y justo que le habría reportado un importante rédito, a
nivel de prestigio democrático, nacional e internacional.
FELIPE VI SE ALISTA EN EL BANDO DE LOS GANADORES
ÁLBUM DE LA ALIANZA TRONO-ALTAR
Y EL MARIDAJE IGLESIA ESTADO
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